Hay varios tipos de moldes que podemos citar, para que usted tenga en cuenta a la hora de elegir.
En primer término, están los moldes comerciales que se pueden adquirir en los negocios. El mercado ofrece infinidad de moldes para lograr las velas de formas más variadas y divertidas: rectangulares, cuadrados, en forma de cono, de pirámide o de estrella. Los hay flexibles o rígidos.
Los moldes flexibles están hechos de caucho o plástico. Son los más utilizados pues, por su flexibilidad, las velas pueden extraerse fácilmente. Siempre presentan realces o grabados que dan a las velas un carácter altamente decorativo. Cuando se utilizan moldes de caucho, no deben añadirse a la cera más de un uno por ciento de estearina, ya que ésta los atacaría.
Los moldes rígidos pueden obtenerse en diversas formas, medidas y materiales: suelen ser metálicos o de plástico duro. Estos últimos son resistentes y económicos, por lo que son ideales para los principiantes. De todas formas, no suelen durar mucho ya que pueden rajarse con el calor. Los moldes metálicos son los más resistentes y su interior es muy liso, lo que hace que las velas con ellos fabricadas tengan una perfecta terminación.
Recomendamos el uso de este tipo de moldes ya que tienen una duración infinita: se pueden usar una y otra vez sin que se dañen. También tienen la ventaja de que al ser el metal un buen conductor del calor, la mezcla de cera se enfría en ellos rápidamente, por lo que es menos probable que se produzcan burbujas de aire.
Otro tipo de molde, es aquel que se improvisa con artículos caseros, como vasos, botellas, potes de yogur y todo tipo de envases plásticos. De hecho, cualquier objeto que no tenga ninguna filtración, y que no se queme o distorsione con el calor, puede ser utilizado.
En último término, mencionaremos los moldes hechos en casa. Éstos se realizan en caucho frío de silicona, moldeado alrededor de un objeto (de forma tal que quede una copia flexible, en caucho, de la pieza elegida). Éste método consiste en mezclar la silicona y su catalizador, según las instrucciones del fabricante. Conviene primero cubrir el objeto con cera para muebles, para que el molde pueda despegarse fácilmente y luego, hacer una base en arcilla o pastelina. Sobre la misma, dé una pincelada fina de la mezcla de silicona. Al cabo de unos 5 minutos, aparecerán burbujas de aire en la superficie. Sóplelas para reventarlas o pínchelas con una aguja. Una vez desaparecidas las burbujas, aplique el resto de la mezcla de silicona y catalizador con una cuchara. Deje que fragüe durante uno o dos días. Lubrique el molde con jabón líquido y dele la vuelta sobre sí mismo, para extraerlo.
Así habrá obtenido un molde de silicona flexible, que podrá utilizar exactamente en la misma forma que cualquier otro molde flexible comercial.
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