28/10/09

Un poco de información

Ahora bien, después de darle vueltas al asunto y estudiarlo deteni­damente, usted se ha decidido por las velas. Desde hace tiempo, las mismas se han puesto de moda y mucha gente aprendió a hacerlas. Aunque en los últimos años el furor haya amainado, siguen siendo un artículo con aceptable demanda.
¿Por qué no hacer conocer el producto de sus habilidades y, de pa­so, apuntalar un poco los ingresos familiares?

Un poco de historia:
La llama de una vela, aún siendo frágil y vacilante, da un brillo par­ticular a todo lo que la rodea y es capaz de crear un ambiente cálido, íntimo y acogedor.
Apagar las velas de un cumpleaños mediante un soplido cargado de deseos, compartir una fiesta de noche con velas o faroles, disfru­tar de una cena romántica a la luz de las velas, siguen siendo expe­riencias fascinantes. Estas velas que, con su luz viva y cambiante, nos hacen olvidar por unos momentos la claridad fría de la electricidad.
En esencia la vela se basa en un elemento combustible y otro con­ductor. Durante la Edad Antigua las velas de sebo o cera, menos co­nocidas que las lámparas de aceite, parece que se utilizaban como alumbrado de gala y como iluminación complementaria. En la Edad Media, toda la Europa occidental sufrió gran escasez de cera y las ve­las de sebo se convirtieron en el único medio de iluminación dispo­nible. La cera se convirtió en un producto de lujo.
La cera de abeja era por entonces, y desde hacía mucho tiempo, símbolo de pureza. A las velas se les atribuían poderes mágicos, lo que explica ciertas prácticas, producto tanto de la superstición como de la religión. Cada familia confeccionaba sus propias candelas de sebo, y velas de cera cuando podía comprarla (ya que era material reservado a la iglesia y a los ricos).
Ya en el siglo xiv aparecen fabricantes de cera, que iban de casa en casa. Introducían las mechas en un recipiente triangular metálico que contenía el sebo o la cera fundida.
Las velas modeladas (no las bañadas) son un invento francés del si­glo xv. Las fiestas renacentistas vieron multiplicarse los candelabros de numerosos brazos y ricamente adornados.
Su uso se extendió desde Italia al resto de Europa. En 1825,. Chev-reul y Gay-Lussac substituyeron la cera virgen (demasiado costosa) por un producto
químico de síntesis llamado estearina. Gracias al descubrimiento de la parafina, en 1834, fue posible la industrialización de las velas, justo cuando el descubrimiento de la electricidad iba a convertir la vela en un producto mayormente ornamental.

El lugar ideal:
Para comenzar a darle forma a la idea de fabricar velas, debemos pensar primero en un lugar adecuado para llevar a cabo dicha tarea.
El lugar ideal para la fabricación de velas es la cocina o cualquier cobertizo aireado pero tibio, que cuente con una salida de agua y un horno de gas, electricidad, etc. También es imprescindible tener una mesada y una mesa auxiliar. Es conveniente reservar un lugar espe­cial para guardar tos elementos de trabajo, los materiales y los pro­ductos que ya tenga listos.

Cuánto tiempo necesito:
Las velas de parafina líquida o de gel se hacen en instantes. En una mañana puede hacer aproximadamente 40 velas. Para aprovechar el tiempo al elaborar velas de parafina sólida puede prepararlas antes de dormir y dejarlas secar durante la noche.
Como esta actividad puede intercalarse con otras tareas, es ideal para quienes no quieren moverse de su casa ni alterar sus rutinas.

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